
Mediación Familiar
Armonizando diferencias las convertimos en oportunidades
Quienes deseéis acceder voluntariamente a mediación familiar, vais a encontrar en ADF un espacio tranquilo y seguro. Vais a participar en un proceso transformador que determinará un punto de inflexión en vuestra manera de vivir y de relacionaros con los demás, aprendiendo a afrontar las adversidades como oportunidad para construir un futuro mejor.
En este espacio haremos visible nuestro sentimiento de pertenencia a un sistema familiar inquebrantable. Tomaremos conciencia de que las relaciones familiares trascienden a la ruptura del vínculo que une a los padres. Dejamos de ser pareja, pero aprovechamos el conflicto y lo convertimos en el momento más oportuno para transformar, poner en valor y recuperar nuestros lazos familiares.
Es lógico y normal llegar al primer encuentro con signos de debilidad y desconfianza, confusos y a la defensiva, e incluso con cierta inseguridad acerca de lo que debéis hacer en este momento de vuestras vidas.
Sin embargo, al avanzar en el proceso os sentiréis fortalecidos, recuperaréis la serenidad y confianza, hasta asumir de nuevo el control de vuestra situación familiar.
Entre vuestros aprendizajes contaréis con la adquisición de herramientas personales y emocionales que antes no teníais, asumiendo de forma adaptativa la dolorosa experiencia de la ruptura y orientándoos en cuerpo y alma a mantener unas relaciones familiares construidas sobre la solidaridad, a atender las necesidades de los otros, muy especialmente las de vuestros hijos e hijas, y a liderar de forma conjunta un proyecto familiar de futuro con vocación de permanencia en el tiempo.
Desde el Centro de acompañamiento a las familias ADF y en virtud de esta forma de trabajo, no se conducen los intereses ni la voluntad de los intervinientes hacia la consecución de acuerdo alguno. Se trabaja desde la creencia en las facultades de transformación de cada uno, en el conocimiento de su propia fortaleza y valía y en sus capacidades de reconocer al otro como interlocutor al que acepta.
La relación entre vosotros se torna constructiva y os aporta, más allá de si lográis alcanzar acuerdos o no, unos beneficios terapéuticos incuestionables: Vais desde la debilidad al fortalecimiento y de la cerrazón a la apertura. La transformación operada en el comportamiento de uno retroalimenta las respuestas e iniciativas del otro, y lo mismo sucede a la inversa, pasando la interacción entre ambos de negativa a positiva. Los participantes en el proceso de mediación encontráis la oportunidad de compartir vuestros problemas, de sentiros escuchados y no juzgados, conseguís mantener vuestras relaciones y recuperar vuestra calidad de vida.
Sois nuestras familias las que, una vez superáis los momentos difíciles, dais sentido a nuestro trabajo, pues con la transformación de vuestros conflictos familiares, mejoráis vuestro propio estilo relacional y, de este modo, vais transformando nuestra misma sociedad.